¿Quién soy?

Empecemos por mi nombre, mi nombre es Agustín, o será Leonidas. La verdad es que el que sea el único hijo de cinco hermanos que tenga dos nombres, es el resultado del conflicto entre mis padres. Según cuentan, David, el mayor de mis hermanos fue bautizado en honor a mi abuelo; el padre de mi padre. A la hora de elegir mi nombre, mi madre pidió su turno; sin embargo, mi padre quería asegurar la existencia a posterioridad de su nombre. Mi madre ante la falta al acuerdo que ellos habían pactado, decidió bautizarme también. Pero eso no fue suficiente, mi madre, astuta como siempre; me rebautizó. Tin, así sería conocido oficialmente por la familia y los amigos. Mi nuevo nombre no sería registrado en ningún documento oficial, pero ese sería mi nombre. Bajo circunstancias poco comunes tuve que explicar desde pequeño, la rareza de mi nombre. Claro que nunca supe de aquella historia hasta ya entrado a la adolescencia. Mis cuestionamientos eran mayores.
En el verano del 99, una compañera de escuela fue atropellada fatalmente, recién ingresaba a la universidad, no lo podía creer. Tenía toda una vida por delante. Mi madre era muy devota a la iglesia católica; mi padre, no. Creo que ese hecho hizo que me inclinará a uno de los dos. Finalmente acabé el año siendo ateo. Durante 1,999 pase muchos cambios: acabé la escuela, empecé a estudiar diseño gráfico (me fue fatal, lo dejé en el primer semestre). Luego que me di cuenta que no era bueno para eso, opte por estudiar informática. Fue difícil porque no estaba seguro de estudiar eso. Tenía planeado algo y no resulto como lo pensé. No era la primera vez, ¿se acuerdan de mi compañera? Un día estas en la gloria, al otro el tren de la vida te pasa por encima.

Durante esos tres años de carrera conocí a una mujer llamada Jessica. Digamos que marco una diferencia en mi vida. Nunca llegamos a salir, oficialmente. Cuando la conocí, ella tenía novio y yo respetaba eso. Y cuando ella estuvo sola, yo tenía pareja. Durante tres años estuvimos en esa situación de salidas a escondidas.
El 2003 fue un año especial, no fue un buen año o uno malo, digamos que fue un año transformador. Me gradué, Jessica y yo nos separamos, mi madre falleció, conseguí empleo. Si, todo eso en un año. ¿Por partes?
Mi graduación fue en mayo, fui el segundo en aprovechamiento de mi generación. Mis padres estaban orgullosos, foto para todo lado.
El día de la graduación, Jessica estaba preciosa: muy elegante. No se digno a hablarme en toda la noche, su novio estaba presente. Creo que esa fue la última vez que la vi en ese año.
A mis 21 años, el 21 de agosto del 2003, dejó de existir mi señora madre víctima de cáncer. Siempre me decía que pase lo que pase no me detenga. Ese día fui al velorio, en la noche fui a clases – estaba tomando un curso de especialización  – A nadie le dije nada. A los pocos días me llamaron para una entrevista de trabajo. Me citaron unas dos veces más, conseguí el trabajo. Todo lo que lo hice el resto de ese año fue en automático. Simplemente me rehusé a detenerme.
Pero tenía que despertar. Un día me di cuenta que tenía un trabajo que no me llenaba, no tenía novia, no interactuaba con mis amigos; me aislé a niveles trágicos. Necesitaba saber, una vez más, quien era.
Para noviembre del 2004 empecé esa búsqueda. Así que empecé todo de nuevo. Hable con un tío mío y le dije que tenía que hacer un viaje. Para enero del 2005, estaba en otro país, estudiando otra carrera, conociendo nueva gente; pero principalmente conociéndome a mi mismo.
Para los que le interesa lo que pasó con Jessica, la volví a ver, justo después de apagar el piloto automático. Ella sola y yo solo, comenzamos a salir; pero finalmente nos separamos: yo necesitaba ese viaje y ella lo comprendió. Actualmente, todavía nos carteamos y yo sigo tratando de saber quién soy.

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