Confesiones de un solitario

He descubierto que mi soledad no fue el resultado de la pérdida de mi mejor amiga, simplemente me clarificó lo importante de su compañía. Por años creí haber creado muros para evitar que la gente se me acerque; sin embargo, los muros siempre estuvieron ahí.
Simplemente soy muy celoso con mi persona, no dejo que nadie se acerque tan fácilmente. Me dicen arrogante y otras cosas más para definirme; pero ellos no comprenden que me reservo para las personas que valen.
No acostumbro decirle amigo al vecino o al compañero de clases, ni si quiera a mis padres o hermanos. Hay que ganarse el título de amigo, algunos vecinos lo han hecho, al igual que mis padres y hermanos. Tengo el honor de contar con pocos amigos, pero realmente buenos.
Confianza. Palabra clave para aniquilar mi soledad, pero me cuesta mucho confiar. Sobre todo en un ambiente totalmente nuevo. Me mudé a México hace cuatro años y todavía me siento como recién llegado. Confundido y perdido.
Estoy lejos de re-hacer mi vida, tal como me lo planté cuando salí de mi natal Lima. He conocido gente muy interesante, realmente buena, maravillosa; pero estoy lejos de decirles amigos. Muchos conocen una parte de mi, la que les quiero mostrar; nadie me conoce por completo. Eso me deprime, porque de igual manera, aquí yo no conozco a nadie.
Con un amigo te peleas, lloras, ríes, cantas, te ve vomitar, te levanta y la lista es interminable. Así que piénsalo dos veces antes de regalar tu amistad a alguien, procura dársela a quien se la merece. Aunque no seas tan exigente o terminaras como yo.

Comentarios

Entradas populares