Crónicas del fin del mundo

El invierno no se ha hecho esperar y congela todo a su alrededor. No podemos hacer nada, los últimos días de la humanidad castigan a los más fuertes de su especie.
Lo suficientemente fuerte para soportar años de guerras, de hambrunas y masacres.

Vladimir, un joven que nació en prisión, supo sortear todo tipo de males gracias a su ingenio. No era bueno para nada en particular, solo digamos que tenia la facilidad para realizar cualquier labor.

Su madre, arrestada por asalto y homicidio, violada mientras cobraba su condena; no esperaba mucho de su hijo. Nunca tuvo cariño hacia él, solo procuró cuidarlo.

Petra: ¡Corre! Están detrás de ti.

Por esa época ver grupos armados en las calles era de todos los días. Ya no hay industria en este mundo, y los pocos recursos naturales se están agotando. Los sistemas sociales han caído, todos viven el día a día.

Vladimir: Habla más fuerte, casi no te escucho. ¿A dónde voy?

Petra: Ve al sub-terraneo, lo encontraras justo a tu izquierda. Cruza los rieles, encontraras un túnel. Te llevara al bosque, ahí estarás seguro.

Vladimir: Gracias.

El sistema de transporte no se ha usado en más de 20 años. Te puedes tomar con animales muertos, excrementos y otras inmundicias. Vladimir camino a ciegas por 20 minutos, sin asco ya que estaba acostumbrado.
Al ver la luz al final del túnel lo calmo un poco, pero no por mucho.

Anton: Creo que tienes algo que nos pertenece, Vladimir.

La mirada de Vladimir se centro en Petra, no prestaba atención a los demás.
Pero de inmediato reacciono. El golpe fue tan rápido y certero que no lo vio venir y lo hizo caer al suelo como un costal de papas.

Anton: ¿En qué mundo vives? No puedes confiar en nadie en este mundo, ya deberías saberlo.

Vladimir, tirado en el suelo, solo atino a lanzar la caja al lago. Anton, miro a Petra y le ordenó recogerla.

Anton: Vamos, tu eres la más liviana, el hielo no se romperá. Apurate.

Tan pronto Petra estaba en medio del lago y con la caja en sus manos, alejada del grupo. Vladimir utilizó una de sus últimas bombas eléctricas y dejó a sus perseguidores inconscientes. Populares en la tercera guerra mundial por su efectividad y ser un arma no letal.
Vladimir se levanto, tomo algunas cosas de sus agresores, que pensó le serian de utilidad y miro a Petra.

Vladimir: Vamos, ya se nos hizo tarde.

Petra: ¿Porqué?

Vladimir: Problamente por que soy un idiota, o quizás porque seas mi madre.
Vamos, ya es tarde.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
O ambas cosas.

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