Carta al que una vez amé

Te escribo para decirte lo duro que es la vida. Tener que esperar a que suceda esto para darme cuento de lo estúpido que eres, pero la vida es así. Tu actitud solo refleja la inmadurez que tienes y tus palabras la insensibilidad de un ser inerte.
¿Cómo se te ocurre cuestionarme de esa manera? ¿Acaso no confiabas en mí? ¿No me amabas? O solamente fueron palabras que se las llevaron el viento o una vil táctica que te llevo a donde querías. Me has herido gravemente; sin embargo, tengo todas las intenciones de recuperarme. Bien dicen que lo que no muere, fortalece. Si he de ser madre soltera, lo seré. Y a mi hijo o hija no le faltará nada.
Eres la persona que más quería. Me enseñaste a amar como ningún otro y a odiar a niveles que creía imposibles. La belleza de tu encanto se desmoronó con la realidad de tu ser. Eres cáncer, porque matas. Eres mierda, porque eres desperdicio social. Eres idiota, porque no valoras lo que tienes.
No se te ocurra acercarte cuando mi hijo sea grande y digno de respeto. Lo instruiré para que no confíe en esa clase de desperdicio humano al cual representas. Esos que tienen excremento en vez de secos y un hoyo en el corazón.
Te dejo con la esperanza de no volverte a ver, que te atropelle un carro o alguien te pegue un tiro entre las cejas. Tienes mucho por aprender, espero que la vida te sepa enseñar o te mueras en el intento.

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